Hace unos días, mientras almorzaba con mi madre viendo el telediario, me comentó: "Ha muerto un político de derechas". Al principio pensé que era algún miembro del PP, pero después me dijo que era europeo... y entonces di por hecho que no lo conocería. Sin embargo, mi madre siguió comentando:"Es de Austria"... y ahí sí que el cerco se estrechó bastante. Con incredulidad, le pregunté: "Y sabes si era de ultraderecha?" Y mi madre me respondió: "Sí, lo era, ya verás como ahora lo cuentan". Y fue ahí, ante mi sorpresa mayúscula, cuando llegué a la conclusión de que había muerto Jörg Haider. Efectivamente, no me equivoqué.
Jörg Haider fue un político que no pasaba desapercibido: por sus ideas ultraconservadoras, saltó a la palestra de la escena europea en 1999, cuando su partido quedó el segundo más votado de Autria en las elecciones generales. Este hecho no tendría en si más repercusión (en mi vida) si no hubiese sido porque coincidió con que todo ocurrió varias semanas antes de que yo cogiese el avión para Viena, donde me fui con una beca Erasmus.
Una de las primeras palabras en alemán que yo aprendí fue "Widerstand", que significa resistencia. He de decir, que si no hubiese sido por la movida que había en la Universidad de Viena por el tema Haider, seguramente mi Erasmus hubiese sido más aburrida, pero este hombre consiguió que media Viena estuviese revolucionada en su contra.
Sinceramente, me ha sorprendido mucho su muerte en accidente de tráfico. Haider tenía carisma, pese a que muchos no estábamos a favor de sus argumentos. Otros sin embargo sí lo estaban, a tenor del respaldo que tenía en su país, en la impoluta Austria, donde la perfección roza el aburrimiento.
Algún día publicaré algo más sobre mi aventura vienesa... allí me di cuenta de que mi lugar estaba en Sevilla, mi ciudad. Y como digo siempre, fui tan valiente para ir como para volver.